Un Ascensor de los años veinte

Es difícil imaginar la vida moderna sin elevadores. Los elevadores o ascensores, han sido fieles protagonistas del crecimiento vertical de las ciudades. Gracias a este invento tecnológico de mediados del siglo XIX, las ciudades crecieron hacia arriba.

Puertas de madera estilo art nouveau

Uno de los aspectos llamativos de la Casa Arocena es su estilo y ornamentación. A pesar de ser sobria y sencilla, el interior de la Casa no deja de sorprender al visitante. Materiales, detalles y sobre todo, decoraciones dan una distinción a elementos tan sencillos como la madera.

San Juan Bautista Nino

Entre los aspectos que merecen atención en esta pieza, está la posibilidad de analizarla como objeto escultórico y pictórico.

Gabinete Esquinero

Todo mueble puede ser “leído” como un documento que data de la época en que fue creado. Testimonio de las técnicas artísticas de su momento, refleja la realidad económica y tecnológica de su tiempo y los estilos artísticos correspondientes.

La Virgen de Begoña

En el Patio Central de la Casa Histórica Arocena, bajo un pequeño farol de hierro forjado, se ubica un conjunto de dieciséis baldosas que ostentan la representación de una devoción mariana pocas veces encontrada en la República Mexicana: se trata de la Virgen de Begoña, una advocación proveniente de Vizcaya, una región en el norte de España perteneciente al actual Euskadi o País Vasco.

Juego de Tocador

Hasta la década de 1910 los cuidados para el rostro de una dama eran mínimos: un lavado con jabón de aceite de oliva, agua de rosas o de lavanda como tónicos y aceite de almendras dulces o Cold Cream para hidratar y nutrir.

Fotografía de la Familia Arocena

Una imagen no dice más que “mil palabras”. Ante todo, es necesario explicarla: contar su historia. En un primer plano observamos lo inmediato, la familia.

Retrato de una Dama

La necesidad de elaborar retratos refleja una sociedad que concede importancia a la individualidad. A partir del Renacimiento, este género tuvo un auge que no se vio aminorado a lo largo de los siglos posteriores. Su desarrollo se mantuvo a la par de la técnica al óleo.

Enfriaderas de botellas

Según las marcas oficiales de contrastía que presentan las piezas en el borde exterior del pie, esta pareja de enfriaderas fue realizada en la ciudad inglesa de Sheffield en 1839-40 por la firma de Henry Wilkinson & Co.

Virgen de la Antigüa

VIRGEN DE LA ANTIGUA FICHA TÉCNICA Virgen de la Antigua.España, segunda mitad del siglo XVIII.Óleo y hoja de oro sobre tela.122 x 98 cms. Fundación E. Arocena.Sala Oratorio de la Casa Histórica Arocena. FICHA COMENTADA En muchas ocasiones los museos de arte, motivados por razones académicas, han producido un  ambiente que dista mucho del lugar y la función original para los que fueron creados algunos de los objetos religiosos que hoy se exhiben en ellos. El Oratorio de la Casa Histórica Arocena nos permite evocar el uso que las imágenes religiosas han tenido a lo largo de la historia y en particular la Virgen de la Antigua que que hoy cuelga en este espacio nos recuerda que tratamos con imágenes que poseían un estatus más allá de lo material, verdaderos objetos taumatúrgicos que canalizaban experiencias espirituales, acompañaban a los viajeros en sus travesías y protegían pueblos enteros contra las calamidades de un mundo en constante cambio. Esta Virgen hodegetria pertenece a la tradición iconográfica de la Virgen de la Antigua, debido a los siguientes atributos que nos permiten identificarla: la rosa que sostiene en la mano derecha mientras el Niño sujeta en la suya a un pajarillo – un jilguero-, y los dos ángeles que coronan su cabeza. La llamada Virgen de Sevilla representa una de las devociones más antiguas que vincularon el continente europeo y el americano durante los siglos de colonización española.  A su vez que nos remonta a otra conquista, previa a la del Nuevo Mundo: el avance militar y religioso de España en el siglo XIII frente al mundo musulmán que se encontraba al  sur de los reinos ibéricos. Numerosas fuentes han contribuido a la construcción de la leyenda que circunda la imagen de la Virgen de la Antigua. Desde los inicios de la Edad Media se dice que la imagen se encontraba en Sevilla, pintada en “un pilar de ladrillo de albanería”[1] en el templo principal de la pequeña localidad. La conquista de Sevilla por el Imperio Almohade, y su posterior crecimiento y nombramiento como capital de Al-Andalus, habrían presupuesto la destrucción de la imagen cristiana en un entorno musulmán. Sin embargo, según cuenta la leyenda, presente todavía en el siglo XVIII en los escritos del jesuita Juan de Villafañe, al momento de intentar destruir la pintura: la vieron echar tales rayos de luz desde el Pilar de la Iglesia en que estaba, que los atemorizó a todos […] siendo esta la causa de conservarse en medio de la superstición Mahometana durante todo el tiempo que tan noble Ciudad gimió bajo el tirano yugo de los Africanos, hasta que el glorioso rey de las Españas, San Fernando, tercero de este nombre, la libertó de su bárbaro dominio.[2] Si bien el milagro ocurrido frente al pueblo árabe impidió que la imagen fuera destruida, no disuadió a los almohades de cubrirla con un paredón en lo que se erigía como una de las mezquitas más grandes del mundo musulmán. La imagen no volvería a ver la luz sino hasta que Fernando III de Castilla, también llamado El Santo, reconquistó la ciudad de Sevilla en 1248 gracias la intercesión de la Virgen de la Antigua. El jesuita Villafañe continúa su relato comentando que al momento en que el rey tomó la ciudad, vio como la imagen de la Antigua aparecía transparente frente a sus ojos: (…) y como el romperse el velo del Templo en la muerte del Redentor del mundo, fue evidente señal de que luego se acabaría la impía sinagoga y le sucedería el reino de Cristo, así el romperse y caerse la pared ante la Santa Imagen de la Antigua, fue también señar cierta de que en Sevilla se acabaría la bárbara morisma, y sucedería el imperio de los Reyes Católicos, para gran bien suyo y de toda España. [3] La historiografía del arte nos permite saber que la imagen que hoy se encuentra en la Catedral de Sevilla no se trata de una imagen del siglo XIII, ni mucho menos data de la época previa a la conquista musulmana del siglo VIII. La pintura de la Antiguaha sido datada como una imagen perteneciente al fin del siglo XIV, con una notable influencia del estilo sienés que imperaba en ciertas corrientes de la época. Los numerosos repintes que ha sufrido durante los siglos posteriores han contribuido también a una constante actualización de la imagen en  diferentes estilos artísticos. Sin embargo, la leyenda de la Antigua ha acompañado a esta imagen, y, dada la notable intervención y milagros de la imagen en la conquista de Sevilla, no es de extrañar que fuera utilizada en numerosas ocasiones durante la colonización del continente americano, llegando incluso a ocupar un lugar privilegiado en la Catedral de México, en donde se le dedicó una capilla construida entre 1653 y 1660. Sin embargo, y aunque la iconografía es idéntica, hay una notable diferencia estilística entre la Virgen retratada en la Catedral de Sevilla, su contraparte mexicana y la perteneciente a la Colección Arocena. Podemos decir que las imágenes, aún cuando pretenden ser idénticas a un original, poseen una vida propia, y los modelos a los que pertencen, así como la historia y leyendas que les preceden, se ajustan y actualizan a una sociedad determinada con un gusto propio, pues necesariamente cumplen una función específica que será diferente en cada momento histórico en que son producidas. Es así que la imagen de la Colección Arocena se aleja de la representación tradicional de la Virgen Sevillana y aparecen nuevos elementos que se ajustan al periodo histórico y el lugar en donde fuera realizada, posiblemente a finales del siglo XVIII en el sur de España. En esta región se produjeron algunos modelos similarescomo la Virgen de la Antigua, ubicada en el Palacio de la Condesa de Lebrija en Sevilla, en la que podemos distinguir similitudes que permiten ver el paso del barroco por ambas imágenes. Incorporación de elementos decorativos en las vestiduras de la Virgen, procedentes  posiblemente de los motivos arquitectónicos presentes en las últimas décadas del barroco español; el burilado del fondo dorado de la imagen original se ha transformado