LA VIRGEN DE BEGOÑA

FICHA TÉCNICA

Virgen de Begoña
Baldosa en cerámica de alta temperatura, vidriada y con pintura post cocción
México, siglo XX
Colección Arocena

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FICHA COMENTADA

Amatxu: Una devoción particular
En el Patio Central de la Casa Histórica Arocena, bajo un pequeño farol de hierro forjado, se ubica un conjunto de dieciséis baldosas que ostentan la representación de una devoción mariana pocas veces encontrada en la República Mexicana: se trata de la Virgen de Begoña, una advocación proveniente de Vizcaya, una región en el norte de España perteneciente al actual Euskadi o País Vasco.

La imagen representa a María coronada como emperatriz y sosteniendo al niño Jesús, también coronado, que con sus dedos forma el gesto de la bendición. La Virgen sostiene en su mano derecha un cetro dorado, símbolo monárquico y anuncio de su reinado mesiánico. Ocho querubines enmarcan a las figuras principales y conducen la vista hacia la inscripción en idioma euskera que se encuentra debajo de la escena y sobre la peana: Begonako Andra Mari, es decir, Nuestra Señora de Begoña.

La Virgen de Begoña tiene una tradición centenaria que los vizcaínos recuerdan año con año en el mes de octubre. En su extrema familiaridad con la imagen, incluso la llaman Amatxu, madrecita, pues es largo el tiempo desde que fue convertida oficialmente en la patrona de Vizcaya (1672). Incluso sería mayor de acuerdo a algunas tradiciones que remontan su primera aparición al siglo VIII.

Existen numerosas versiones sobre los orígenes de la advocación. Algunas mencionan que su imagen, en forma de una pequeña escultura de madera, fue encontrada por unos pastores dentro del tronco de un árbol en el monte Artagán, cercano a la localidad donde después se fundaría la villa de Bilbao. Otras cuentan que la imagen fue descubierta en un espino, donde los pobladores que hicieron el hallazgo fundaron una pequeña ermita lejana de toda población. Tiempo después, cuando los pastores encontraron un lugar más propicio para la veneración y decidieron mover la imagen, encontraron que fue imposible cambiarla de sitio, al tiempo que una voz clamaba: “¡Bego oina!”, que en euskera significa: “¡Quieto al pie!”; señalando que la Virgen deseaba permanecer en el mismo lugar donde después se fundaría la Basílica de Begoña.

Las tradiciones y milagros que han rodeado a la advocación de la Virgen de Begoña la identifican a la vez como protectora de Vizcaya, pero también como una figura firme y de carácter poco dócil. Numerosos recuentos narran la fidelidad que se le ha de tener a la imagen, como el ocurrido en 1574, en donde una mujer le prometiera una ofrenda de plata por la realización de un favor. Después de que éste se le cumpliera, y que la mujer no entregara lo prometido, amaneció un día manca de ambos brazos, y permaneció así hasta que la joya de plata fue entregada la parroquia de Begoña y colocada sobre la escultura de la Virgen.

Transformaciones de la devoción
Ahora sabemos que la talla en madera de propiedades milagrosas que se conserva en la Basílica de Begoña no es del siglo VIII como se aseguraba anteriormente, sino que fue realizada alrededor de 600 años después, a finales del siglo XIII o principios del XIV. La escultura, realizada en madera de tilo, representa a una virgen theotokos, que sirve como sedes sapientiae, o asiento de sabiduría al niño Jesús. La talla policromada presenta rasgos estilísticos del gótico internacional, como la estilización de manos y rostros, el hieratismo de las figuras o la forma de presentar los ricos ropajes y joyas que la adornan.

Mucho dista la imagen anteriormente descrita con la que hoy se encuentra en la Casa Histórica Arocena. Esto se debe a las transformaciones históricas que han modificado la imagen original, adaptándola a las diversas circunstancias y necesidades de la población devota. En 1672, cuando el Señorío de Vizcaya adoptó oficialmente la imagen al publicar un grabado con el escudo del Señorío al pie, la llamó: “Especial abogada y protectora del Muy Noble y Muy Leal Señorío de Vizcaya”. Sin embargo, no sería sino hasta el siglo XX, en 1903, que el Papa Pío X declaraba a la Virgen de Begoña como patrona oficial de Vizcaya, coronando a la imagen. Es a partir de ese momento que se le añaden la corona de plata sobredorada rematada con una cruz de 13 brillantes y el cetro, compuesto de una caña, terminado en globo con la corona real y la cruz, ésta adornada con brillantes, esmeraldas y perlas.

Desde 1903 que empiezan a circular numerosas fotografías con su nuevo atuendo y ornato, a los que se integran la actual disposición de la Virgen de Begoña en la Basílica que lleva su mismo nombre. La peana que soporta la escultura, los querubines y el mismo nicho donde se encuentran pasan a formar parte integral de las subsecuentes representaciones de esta advocación.

Probablemente, una de las fotografías realizadas tras la solemne coronación haya sido el modelo utilizado en la manufactura de las lozas que posteriormente fueron colocadas en este lugar de honor en el patio central de la Casa Histórica Arocena. El artesano añadió un marco dorado para delimitar la escena y aunque la ejecución denota una cierta ingenuidad en la interpretación del modelo fotográfico, es indudable la habilidad del artesano al lograr “casar” los cantos de la imagen en dieciséis baldosas en lugar de realizar la imagen en una sola. Con respeto, imitó algunos detalles de la peana, incluyendo la media luna sobre la que se encuentra la Virgen, atributo que la identifica como Inmaculada, según la tradición que en el siglo XVII se divulgó a partir de un fragmento del Apocalipsis.

La Virgen de Begoña en la Colección Arocena
La Virgen de Begoña forma parte de la historia de la familia Arocena. Sus orígenes situados en el País Vasco, explican la presencia de esta peculiar advocación en la ciudad de Torreón, y se remontan al traslado de Rafael Arocena del norte de España al norte mexicano a mediados del siglo XIX. A partir de ese momento, la historia de la familia Arocena pasa entre estas dos tierras, uniendo a la vez tradiciones, valores y creencias que encuentran un estupendo punto de convergencia en el acto sencillo, pero de gran valor simbólico, de colocar a la patrona de Vizcaya en el hogar que vería fructificar la labor de la familia en región lagunera.

BIBLIOGRAFÍA

DE ARTIÑANO, Arístides. Coronación de Nuestra Señora de Begoña. Barcelona, 1901.

ERKOREKA, Anton. Los relatos de milagro de la Virgen de Begoña en el siglo XVI. Zainak, 18, 1999. Pp. 103-113.

LAMIKIZ, Xabier. Trade and trust in the Eighteenth-century Atlantic World: Spanish merchants and their overseas network. Boydell & Brewer, 2010.

SANTORO, NicholasMary in our life: Atlas of the names and titles of Mary, Mother of Jesus and their place in Marian devotion. iUniverse, 2011. Pp. 306-307