INTRODUCCIÓN

Algo más de cinco años duró la catalogación de los negativos en el Archivo Manuel Álvarez Bravo. Durante este tiempo, además de célebres retratos de este referente de la fotografía mexicana del siglo XX, surgieron a la luz retratos de personajes desconocidos, seres silenciosos pero expresivos cuyas identidades reclamaban escapar del anonimato. 

Así nace la exposición Se buscan. Retratos inéditos de Manuel Álvarez Bravo, como un ejercicio colectivo para la identificación de los personajes contenidos en las 168 fotografías en blanco y negro de las que se compone esta muestra.  Organizada junto al Archivo Manuel Álvarez Bravo, esta exhibición pretende dar una segunda vida a los documentos que resguarda, así como dar dinamismo y contexto al legado de uno de los más grandes fotógrafos de México.

Manuel Álvarez Bravo es una figura imprescindible para la narrativa de la historia de la fotografía como arte, tanto en México como a nivel mundial. Su obra, cuidadosamente madurada a lo largo de muchos años, es un singular producto originado en la atmósfera política y artística del periodo 1920 – 1930. Dado su amplio periodo en activo – Manuel vivió lúcidamente hasta cumplir 100 años–, su legado es muy abundante. De ahí, que haya sido necesario realizar múltiples y constantes relecturas de su legado para alcanzar a abarcar su grandeza creadora y relevancia contemporánea.

La revolución digital de finales del siglo XX colocó el tema del retrato y el autorretrato en las redes sociales como centro del debate cotidiano. Es en este contexto de saturación e inmediatez de la propia imagen y la de terceros, que en el Museo Arocena hacemos una necesaria pausa para mostrar la propuesta de Se Buscan. Retratos inéditos de Manuel Álvarez Bravo. La exposición está integrada por multiplicidad de rostros, desconocidos en su mayoría, que se presentan ante nosotros como relatos inconclusos, interrogantes que desde el pasado miran a nuestro presente en busca de su propia identidad.

Con motivo de esta muestra, tenemos el gusto de colaborar con uno de los archivos fotográficos más importantes de nuestro país, el Archivo Manuel Álvarez Bravo dedicado íntegramente a la obra del autor. De esta manera, reconocemos su labor en la salvaguardia de nuestra memoria. A ellos y a ustedes, nuestro público, agradecemos sus aportaciones en la construcción de la historia colectiva, en la que todos, en igual medida, somos protagonistas. 

Museo Arocena

Me gusta todo lo que me despierte una emoción, pero sobre todo la gente.

Manuel Álvarez Bravo, 1971.

Algo más de cinco años duró la catalogación de los negativos en el archivo de Manuel Álvarez Bravo. Entre otras muchas imágenes, nos llamó la atención un número importante de retratos que se podrían fechar en los años treinta, cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Nos divertíamos tratando de adivinar a qué se dedicaban o quiénes pudieron haber sido estos personajes. Les dábamos vueltas y vueltas y les inventábamos historias. Acabaron formando una entrañable comunidad de seres humanos silenciosos pero expresivos, ausentes y a la vez casi palpables porque se acabaron instalando en nuestra curiosidad y en nuestro trabajo cotidiano.

Pasaron los meses y luego los años. Ellos seguían injustamente prisioneros en el encierro de sus cajas; sin embargo, se habían fugado en el tiempo y en el espacio porque sus identidades eran incógnitas que nos interrogaban una y otra vez. Decidimos entonces volvernos sus cómplices e intentar ayudarlos a escapar de su anonimato, y de qué mejor manera sino con la colaboración del mayor número posible de personas. Así nació la idea de una exposición y de su catálogo.

Difundir la obra inédita de los artistas y los escritores cuando éstos ya no están para opinar o decidir sobre su trabajo, suscita polémicas. En el caso de los fotógrafos, los numerosos negativos que producen a lo largo de su vida los obliga a dejar de lado una parte considerable de ellos. Y cuando el artista se hace famoso, algunas de sus obras se convierten en iconos solicitados una y otra vez, en detrimento de las demás fotografías. El artista se ve atrapado por su propia fama; una suerte de encierro del que don Manuel quiso liberarse en cierto momento dedicándose a revisar sus negativos y a imprimir imágenes inéditas, olvidadas o relegadas.

Los archivos fotográficos siempre reservan sorpresas para aquellos que tienen la ardua misión de cuidarlos y resulta grande la tentación de difundir imágenes desconocidas, con propósitos ciertamente distintos a los del artista, pero que a fin de cuentas contribuyen a rescatarlas del olvido y darles una segunda vida; enriquecen, explican y desarrollan las obras que le dan fama.

Queremos dar a las obras clásicas que asentaron la fama nacional y mundial de don Manuel, la posibilidad de ser leídas con nuevas luces gracias a la investigación y a la difusión de los materiales inéditos.

AURELIA ÁLVAREZ URBAJTEL
Directora del Archivo Manuel Álvarez Bravo