RETABLO, SIGLO XVI

FICHA TÉCNICA

Retablo, siglo XVI
Temple dorado policromado sobre tabla

Por: Alejandra Cortés Guzmán

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FICHA COMENTADA

A partir del siglo XV, el uso del retablo tuvo un auge especial en Europa dentro de un momento en el que se buscaba hacer eco de la función didáctica y la simbología que habían tenido las fachadas y las vidrieras medievales.

La estructura de madera que conforma el armazón de este retablo consta de tres calles verticales y dos cuerpos horizontales, rematados por cabezas de ángeles con fondos alternados de color rojo y azul que podemos ver en ejemplos de iglesias castellanas.  En dicha estructura también se observan elementos que recuerdan el gótico hispano-flamenco del siglo XV, caracterizado por las tracerías ondulantes talladas con motivos vegetales y ligeros arcos conopiales. También se aprecian formas del plateresco que se desarrolló en el siglo XVI, llamado así por su inspiración en el arte de los plateros y asociado con las primeras formas del Renacimiento en la Península Ibérica.  Las columnas tipo candelabro, los fustes abalaustrados con éntasis, los festones y los seres fantásticos que se aprecian en la talla son similares a los que describe el tratadista español Diego de Sagredo en su tratado Medidas del romano (1526).

El tema representado en las seis tablas que integran el retablo es poco común y procede de una leyenda que se popularizó como tema artístico sobre todo en el norte de Alemania y los Países Bajos: el de la Santa Parentela o la familia extendida de Jesús.

Desde el siglo XIV existió un gran interés en el mundo occidental por establecer con exactitud la genealogía de Jesús. Este asunto guarda relación con otro más antiguo de origen bíblico: el Árbol de Jesé, nombre que recibe el árbol genealógico de Cristo, a partir de Jesé o Isaías, padre de David (Isaías 11:1). La Parentela de María intentó ser un sustituto femenino en la que su madre, Ana, era la protagonista y a su alrededor se encontraban las demás figuras.  Con el tiempo la parentela se fue extendiendo hasta incluir a sus tres maridos, sus tres hijas, sus tres yernos y sus siete nietos; además de sus padres, con otras hijas y hermanas.

Al crecer la devoción mariana, la figura de Santa Ana fue desapareciendo y la Virgen María y el Niño Jesús predominaron en las escenas, como sucede en las piezas de este retablo, donde ya no aparece la matriarca, sino sus tres maridos, ubicados en la tabla central superior: Cleofás, Joaquín y Salomas.  Las escenas inferiores refieren a la Anunciación, la Adoración de los Magos y la de los pastores.

El triple matrimonio de Ana (trinubium)se recoge en la Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine, según la cual, se casó tres veces: la primera con San Joaquín, vínculo del que nació la Virgen María; otra con Cleofás, de cuya unión tuvo una segunda hija llamada María Cleofás; y un tercer y último matrimonio con Salomas, padre de su hija María Salomé. Las tres descendientes de Ana, a su vez, se casaron y tuvieron los siguientes vástagos: Juan Evangelista, Santiago el Mayor, Santiago el Menor, Simón y Judas.  De este modo, Santa Ana no sólo fue abuela de Jesús, sino de cinco de los doce apóstoles.

Así también, María de Salomé y María de Cleofás, quienes se identifican como las que acompañaron a María Magdalena durante la pasión de Cristo y acudieron a la tumba un día después de la Crucifixión (Marcos 16:1, Lucas 24), serían medias hermanas de la Virgen.

Esta leyenda se popularizó en el siglo XV a partir de las visiones de santa Coleta de Corbie (1381-1477), monja que planteó reformas para la Orden de Santa Clara. Sin embargo, la complejidad de la Santa Parentela ponía en peligro la santidad de Ana en un momento en el que se buscaba dar mayor auge al dogma de la Inmaculada Concepción de María. Por esta razón, y por la inestabilidad que atravesaba el catolicismo en el siglo XVI frente al creciente protestantismo, la Iglesia puso en marcha mecanismos de control a través del Concilio de Trento (1545-1563), como la prohibición de este tipo de iconografía.

Por la temática y los rasgos estilísticos de las pinturas, podría tratarse de obras realizadas en Alemania o los Países Bajos, probablemente a finales del siglo XV. Sin embargo, el tratamiento burdo de las figuras, los colores brillantes y el paisaje, así como el grosor de las tablas y soporte auxiliar, recuerdan elementos de la pintura hispano flamenca Es posible suponer que las tablas no pertenecieron originalmente a la estructura del retablo, pudiendo haberse armado posteriormente como pieza de devoción para un nuevo espacio doméstico.