En un texto publicado a mediados de los años cincuenta, el joven pintor José Luis Cuevas describió la Cortina de Nopal que impedía el acceso a nuevas manifestaciones artísticas en el territorio nacional. Esta metáfora ironizaba sobre la imposición artística a la que se veían sometidos los artistas emergentes de su tiempo, en un panorama hasta entonces dominado por una agenda nacionalista embebida por el muralismo mexicano. De esa coerción nació la llamada Generación de la Ruptura, un grupo de artistas que modernizaron la manera de realizar pintura en México y llevaron las vanguardias nacionales a nuevos territorios. Con ellos, expresiones como el geometrismo, la abstracción o la neofiguración reaparecieron en la escena artística mexicana.

Un personaje central en este período fue Fernando García Ponce (1933 –1987) quien destacó por su incursión en la abstracción geométrica, territorio prácticamente inexplorado anteriormente.  En palabras de García Ponce: “Elegí la abstracción porque considero que el color y la forma son suficientes para hacer pintura. Conforme el tiempo ha ido transcurriendo, cada vez me encuentro más firme en mi elección de eliminar todo lo figurativo, más cómodo para expresar todo tipo de ideas, de sentimientos y emociones, de recuerdos, e inclusive para protestar contra una situación de la que discrepo.”

A través de sus composiciones, y con particular fuerza a partir del collage, el artista invita a recorrer una geometría violenta que no se limita al ángulo recto, sino que explora líricamente diferentes aspectos plásticos que responden a cuestionamientos estéticos, pero profundamente personales. Así, García Ponce menciona que “el arte es como una fuente de agua viva. Su gran valor consiste en que permite la introspección y nos salva un poco de ser devorados por el sistema atroz y absurdo en que vivimos. Es la única posibilidad de sacar todo lo bello y grande que hay en el ser humano.”

El Museo Arocena, en colaboración con la Fundación Cultural Macay se enorgullece en presentar esta exhibición que pone nuevamente en relevancia uno de los capítulos más importantes de la producción artística abstracta en la tradición del arte mexicano moderno.

SEMBLANZA

Fernando García Ponce (Mérida, Yucatán, 1933 – Ciudad de México, 1987) estudió arquitectura en la UNAM, a la vez que acudía al taller del pintor valenciano Enrique Climent. Cinco años más tarde abandonó todo por la pintura. En 1959 presentó su primera exposición en la Galería de Arte Mexicano. Con Lilia Carrillo, Manuel Felguérez y Vicente Rojo formó el grupo que se distinguiría más tarde por su práctica pictórica abstracta. Gracias a ellos, se empezó a hablarse de la nueva pintura mexicana. García Ponce se inscribe dentro de la corriente del abstraccionsimo geométrico, pero también fue influido.

 

Sin Título "M". 1976 Litografía
Sin Título "H". 1976 Litografía
Sin Título "D". 1976 Litografía
Sin Título.1957 Litografía
Sin Título No. 1 A 1977 Serigrafía
Composición en Gris. 1975 Serigrafía