Chucho Reyes Ferreira es el nombre artístico de uno de los artistas más originales de la plástica mexicana del siglo XX. Su obra se caracteriza por el inconfundible uso del color, que el artista recuperó del arte y el folclor mexicano: rosas, azules, rojos y amarillos inundan los papeles de china característicos de su obra, creando un camino de gran expresividad artística.
“Lo popular lo inventa él y él inventa lo popular. Es al mismo tiempo fuente y mar” dijo sobre el artista uno de sus más célebres discípulos, Juan Soriano. Con base en el gusto más tradicional de México, las figuras de payasos, arlequines y ramos florales de este artista autodidacta tapatío le confirieron un lugar de inspiración para creadores como el mencionado Juan Soriano, Mathias Goeritz o Luis Barragán, quienes aprendieron de Chucho Reyes el uso del color, la luz, las formas, los materiales y las texturas para incorporarlo en sus proyectos modernos.
Esta exposición traza un registro visual y acaso los modestos ideales del pintor y anticuario (quien nunca se tuvo a sí mismo verdaderamente por artista) que se solaza en la pintura, la escultura, y arte popular mexicano que lo acompaña a lo largo de su trayectoria y que le confieren un lugar destacado en el arte mexicano.
Esta muestra, ahora en el Museo Arocena tras su presentación en el Museo Cabañas, ofrece una visión panorámica de la amplia producción de Jesús “Chucho” Reyes Ferreira en la historia del arte mexicano.
La exposición traza un registro visual y acaso los modestos ideales del pintor y anticuario(quien no se tuvo verdaderamente por artista) que se solaza en la pintura, la escultura, en la suma privada del arte popular mexicano que lo acompaña a lo largo de su trayectoria y que le confieren un lugar destacado en nuestro arte.
Está organizada en cinco secciones temáticas: Retratos de un pintor, anticuario; El color en el arte popular; El color en la animalia; El color de lo espiritual y El color de la calavera. Su antecedente es la exposición Chucho Reyes. La fiesta del color, celebrada en el Museo del Palacio de Bellas artes, en marzo del 2018, sin embargo, para estas itinerancias en los estados se han incluido nuevas obras, otros objetos y algunos documentos que dan cuenta de la época del artista.
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Sin título (mural de baile de disfraces)
ca. 1951
Anilinas, gouache y blanco de España sobre cartulina
Colección particular
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Sin título (calavera con sandías)
Sin fecha
Gouache sobre papel de china
Colección María y Manuel Reyero
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Gallo
Sin fecha
Anilina sobre papel de china
Colección Rodrigo Rivero Lake, arte y antigüedades
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Calavera con flores
Sin fecha
Anilina sobre papel de china
Colección Rodrigo Rivero Lake, arte y antigüedades
RETRATOS DE UN PINTOR, ANTICUARIO
José de Jesús Benjamín Buenaventura Reyes Ferreira, más conocido como “Chucho” Reyes, nació en Guadalajara, Jalisco, el 17 de octubre de 1880.
Hizo amistad con los poetas Carlos Pellicer y Salvador Novo, con los historiadores Justino Fernández y Edmundo O’Gorman; con la galerista Inés Amor, y los anticuarios Manuel Romero de Terreros y Luis Sánchez Navarro. Sin embargo, sus amigos más cercanos serían arquitectos como Luis Barragán y Mathias Goeritz, y pintores como Roberto Montenegro, Juan Soriano, Raúl Anguiano, Xavier Guerrero, Jorge Enciso, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, el Dr. Atl, Frida Kahlo, Juan O´Gorman, entre muchos otros.
Los afanes de coleccionista y anticuario fueron ocupaciones vitales de Chucho Reyes, hicieron de su casa una combinación de taller, bazar y museo; un espacio de peculiar y fascinante conformación no sólo por su exquisito decorado, que el propio artista diseñaba, sino también por la cantidad y variedad de objetos que coleccionaba: Cristos e ídolos y santos, cerámicas, objetos de vidrio, de paja, de marfil, juguetes y coronas de espinas y flores de papel; centenares de cuadros y objetos reunidos y conservados por él mismo. Era el ambiente adecuado, el único verosímil para un hechicero, en palabras del crítico alemán Paul Westheim.
Reyes Ferreira falleció el 6 de agosto de 1977, a los 97 años de edad en la Ciudad de México.
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Sin título (bodegón de frutas y sandías)
Sin fecha
Óleo sobre masonite
Colección Lorenza Dipp Reyes
EL COLOR EN EL ARTE POPULAR
Los biógrafos de Chucho Reyes señalan que a temprana edad fue seducido por las anilinas de colores chillantes y el papel de china; que empezó pintando papeles de china con el fin de utilizarlos para la envoltura de antigüedades, sin embargo, esos “papeles” comenzaron poco a poco a ser apreciados como obras de arte.
Reyes Ferreira se inició como artista trabajando sobre papel de china, un material escasamente empleado, sin embargo, para él se convertiría en un elemento fundamental en su trayectoria, en el medio idóneo para plasmar sus inquietudes plásticas, que paulatinamente trasladó a otros soportes, como el cartón y la tela. Asimismo, logró rescatar la tradición de elaborar de manera artesanal los pigmentos y soportes, pues hacía sus propias mezclas y exploraba libremente el color y la materia de acuerdo con sus motivos predilectos: el arte popular, las artes decorativas, la arquitectura, la escenografía teatral y circense, los retablos y sus leyendas, los bodegones y el retrato anónimo decimonónico; gozaba de todo lo que imaginaba bello y de algún interés particular, por lo que logró reunir una cantidad considerable de objetos antiguos, prefiriendo lo primitivo y el arte popular.
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Adán y Eva
Sin fecha
Gouache sobre papel de china
Colección María y Manuel Reyero
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Cristo sangrante
ca.1950
Temple sobre papel de china
Colección María y Manuel Reyero
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Sin título (niña-ángel)
Sin fecha
Gouache sobre papel de china
Colección María y Manuel Reyero
EL COLOR EN LA ANIMALIA
Chucho Reyes encontró en los papeles multicolores un camino de gran expresividad artística. El uso del papel de china de colores como materia prima y la aplicación de una cromática estridente a menudo sobre una mesa de madera, sin un caballete, caracteriza su obra plástica.
La técnica utilizada solía ser la pintura al temple y el gouache -mezclando las anilinas con agua hirviendo y cola vegetal-, recubriendo el papel con barniz que le daba consistencia no sólo a los tonos empleados, sino al soporte mismo. El barniz detona los colores, da otra consistencia y ricas texturas a la levedad del fino papel.
Sus obras en papeles y en cartón van de un cromatismo simple a un bestiario de colorido desbordante y libre gestualidad. Su emoción plástica, su proposición visual, lo lleva a una fauna festiva que denota el influjo de la artesanía tradicional y el gusto por el espectáculo del palenque, circo o feria: aves, perros, gallos, caballos, serpientes, tigres, leones; así como de otras figuras insólitas surgidas de su fantasía personal con una originalidad formal y personal cromática.
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Va a empezar la función
Sin fecha
Anilina sobre papel de china
Colección Casa Estudio Luis Barragán
EL COLOR DE LO ESPIRITUAL
La obra de Chucho Reyes se caracteriza por el inconfundible uso del color, que el artista recuperó del arte y el folclor mexicano: rosas, azules, rojos y amarillos inundan sus papeles.
La gracia y la autenticidad de la cerámica y el barro, el arte virreinal y los ex votos, aunado a las formas primitivas de la artesanía popular pintadas con colores brillantes, enriquecieron la práctica creativa de Reyes Ferreira.
La profunda sensibilidad religiosa del tapatío se aprecia igualmente en sus monjes y retratos de santos; en las figuras de Adán y Eva expulsados del paraíso; en el arcángel de luciente espada; en los querubines, ángeles y demonios grotescos; en los rostros divinos; en los Cristos sangrantes y flagelados, o en las pinturas y esculturas de vírgenes de distintas épocas y escuelas que coleccionaba o aprecia de su región.
Infatigable buscador de belleza e ideador de objetos, Reyes Ferreira era también incansable, refinado, exuberante, audaz, atrevido, práctico, buen conversador, seguramente un gran seductor, personaje de alta sociedad y, al igual que Luis Barragán, muy religioso. Al morir nonagenario fue cubierto en su ataúd con el hábito franciscano.
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Sin título (retrato de niña muerta a la usanza del siglo XIX)
Sin fecha
Acrílico sobre papel de china y aplicaciones de listón de seda
Colección Lorenza Dipp Reyes
EL COLOR DE LA CALAVERA
El pueblo mexicano, escribió el poeta y amigo del pintor, Carlos Pellicer, tiene dos obsesiones: el gusto por la muerte y el amor por las flores.
En Chucho Reyes las calaveras floridas, estáticas o arqueadas no son de crítica social, como las de José Guadalupe Posada, sino de actitudes graciosas y evocaciones de las manifestaciones plásticas populares y tradiciones de México, como las calaveras de azúcar o las ofrendas de altar.
Esa inclinación por la muerte como símbolo popular, al que el artista recurre una y otra vez, ha producido un rito creador que logra hacer con soltura, sin prisa, obedeciendo al impulso del momento, o quizá un pretexto de regocijo para ejercitarse en la composición y en el color. En múltiples pliegos cromáticos vemos ofrendas con calaveras, cráneos con adornos florales, esqueletos o calacas de huesos flexibles, regordetas, comelonas, hieráticas, a punto de desmembrarse. Es la muerte pintoresca.
Reyes Ferreira abreva del amor por la muerte que tiene el mexicano, sumado al gusto personal por frecuentar los panteones y acudir a las celebraciones del Día de Muertos.
JESÚS «CHUCHO» REYES
(Guadalajara, Jalisco, 1880 – 1977)
Sin título (payaso)
Sin fecha
Gouache sobre papel de china
Colección María y Manuel Reyero
